lunes, 3 de junio de 2013

Algo de lo que nunca te desharías

Fue entonces ese día en el que aparecieron anillos, cadenas, virgencitas, cartas, peluches, muñecas y más. Yo, por mi parte considere la elección del objeto toda una reflexión, que hasta unas horas antes de la clase en sí, me mantenía pensativa.


¿Existe para todos algo material que sea tan importante como para no deshacerse de él?

Varios de los que ese día llevamos nuestros amuletos, coincidíamos lo difícil que fue, muchos manifestaron no ser aprensivos con lo material, a lo cual me uno, pero en mí explicación deje claro que estoy consciente de que hay cosas necesarias: un lugar donde descansar, alimentos y otros facilitadores para vivir. Detalles.








Cada amuleto guardaba algo… Lo que se nos compartió de una manera muy especial; compañeras emocionadas, compañeros que guardan sentimientos que tal vez les cuesta dejar fluir, y amigos que me dejaron con una exquisita sorpresa.
Avanzadas varias explicaciones de mis compañeros, acompañadas de emoción, pensé que tal vez era momento de conocer esos detalles que dicen más que tus nombres, fecha de nacimiento y C.I., nos dejamos ver de la manera más bella, fuimos espectadores de lo que guardamos en lo más recóndito de nuestro ser, de todo aquello que es parte nuestra y que dependiendo de cada persona sale un conversaciones con cercanos, o solo queda ahí paciente a la espera de poder salir.
Es necesario que comente algo que me dejo con un sentimiento muy especial.

Cuando Iván M. dio la explicación de su “chaleco” de anillitos de alambre, fue como si me hubiesen puesto de cabeza, veía en Iván alguien decido, muy correcto y respetable… con su historia quedo claro que para logar esa imagen fue necesario pasar por situaciones difíciles, pesares que lo afligieron y que dejó ir por medio de la confección de ese chaleco de 14 kilos, todo eso acompañado de una persona que lo ayudo a encontrarse consigo mismo y tomar más que buenas decisiones, decisiones que lo hicieran feliz, alguien que como me comento, yo le hacía recordar, el veía en mi tranquilidad al igual que Dayra 
 ella me regalo un preciado libro para ella, tiene parte de lo que es ella, si no todo, como comento, con su regalo, simbólico claro, me dijo que encontraba en mi esa confianza que aquel libro le daba. Diego por su parte me asoció con su amado gato, en su explicación mencionó la tranquilidad y bienestar que el peludito le daba y también la veía en mí.















Me siento muy agradecida con sus regalos, no agrandan para nada el ego, más bien busco yo a quien agradecer por lo que soy, y en esa búsqueda me respondí, mi familia amigos, alegrías, felicidad, penas, llantos, orgullos, valores todo lo que intente dejar en una cajita de recuerdos, la cual lleve como excusa a la clase, no hay nada material que sea más importante que lo que atesoro en mi corazón y quise regalarle eso a cada uno de mis compañeros.
Este grupo, esta canción, me encanta de tal manera que me emociona el corazón, lo entiende y aveces cree que que son sus propios sentires hechos poesía musical.


Te contaré lo que no vivi

Es total y realmente necesario que se lea esta entrada haciendo click a este vídeo, si no se pierde el encanto y el blog explotará, y mi nota para "T.O y estrategias de intervención" será una fracaso de la exclusiva responsabilidad de los lectores que ignoren la petición, Gracias :)

Yo:
"Señorita,
junto con saludarle y esperando que se encuentre bien, le escribo para informarle que hoy dejé en secretaria de estudios el certificado medico pertinente a mi inasistencia del jueves pasado, la cual lamento profundamente. En ideal caso de recuperación, espero me mencione la forma, de no ser así me gustaría conversar con usted personalmente para ver manera de hacerlo,todo esto solo si es posible.
Agradezco su tiempo,
me despido atenta a su respuesta."

Erna:
"me parece, conversemos, y trate de no faltar este jueves.
cariños"
En 84 palabras, lo que no viví.
Lamentos interiores :(

Todo se vale, no hay errores








Seguramente el movimiento en una expresión estética sutil y bella seria el ballet, donde rutinas cargadas de dinamismo, 
muchos ensayos y exquisita perfección
deleitan a sus seguidores, 
esta vez quiero contar justamente todo lo contrario.









Cuando en una especie de “calentamiento” que más bien yo le nombraría, preparando los motores, Erna nos daba las instrucciones comenzaba un nuevo proceso creativo, donde de toma conciencia de tus pasos, tus movimientos, en general de eso que te ayuda, facilita y entorpece, a veces, la vida. Tu cuerpo. Más que un montón de sustrato para anatomistas, el cuerpo guarda en si tantos misterios, tantos como las recetas de la abuela, o la mismísima medicina mapuche herbolaria.










Conscientes de lo que hay comienza una música que me transporto a mi pocas experiencias circenses, como espectador claro. Entonces con pequeñas rutinas movimos músculos, huesos y nervios, partes por separado, primero en secuencias que admito me constó montones seguir, pero si se trata de creatividad ¿Por qué no moverse respecto a lo que fluía en ese momento? La sorpresa venía luego. Intentando mover por separado tronco, brazos y cabeza, me resulto algo loco tratar de hacerle entender a mi mente que solo brazos quería mover, es difícil disgregar tu cuerpo, si es como un todo inseparable, a veces es necesario señores, a veces lo es…


Con todo más preparado y dispuesto, se nos separó en grupos,
 los que queríamos mover el bote hasta desfallecer, aquellos
 que justo aquel día quedaron aquejados por la vacuna,
 bendita vacuna contra la hepatitis B (lamentos profundos por
 tener que recibirla, pero gracias totales desde otra mirada),
y los que nos deleitaron con sus máscaras ya terminadas.


Así los que queríamos movernos quedamos en el auditorio, se movía como quería todo se valía, no habían errores, transmitimos para nosotros y todos los demás cosas inimaginables, particularmente alegría, fue mágico ver como se esboza una sonrisa, el trabajo de tu rostro para decirte que está feliz, que lo que estas sintiendo es grato, todo esto sin decir ni una palabra.



Creo que el grupo logro crear algo que no sé cómo explicar, es como si uno de los hermanos Grimm hubiese dejado en nuestros movimientos una frase y todos logramos narrar un cuento único y especial que para gusto o disgusto de los demás no volverá a ser contado ya nunca, se narró con nuestros meneos, espontáneos de aquellos momentos, fuimos parte y espectadores de él y ahí quedo la narración, se consumió como infinito recuerdo en  nuestras memorias y corazones, esperando haber sido un  aporte significativo a nuestro proceso creativo.
Vivido ello, fue turno de las máscaras que nos entregaron una dinámica no sé si extraña es la palabra, más bien podría decirle exclusiva, donde lo visto, escuchado solo quedó como un eco que se repitió en alrededor de 68 almas, donde cada una le dio un significado diferente, o quizás ninguno.
Para consumar la clase unas compañeras nos relajaron con armónicos sonidos para recordar.




"Nada es tan correcto, pues nada es tan perfecto, ningún árbol crece en su corteza tan recto..."
 Ana Tijoux- Quizás.