lunes, 6 de mayo de 2013

Al son de lo que sientes, crees y expresas


Hace unos días fue la clase de sonidos creativos y no he podido dejar pasar esta circunstancia de escribir en compañía de una amiga muchas veces inspiradora, la –mágica- música. Antes de vivir expresión musical creativa me fue imposible no escuchar mi música favorita, aquellas letras y melodías que tanto me gustan que hablan por lo que muchas veces siente mi corazón y mi mente se supone, entiende. Como si me dijera dime lo que sientes.

Si me hubiese quedado en el error de que esa clase era de música como comúnmente la conocemos, la frase de Hordatoj “vivo entre sordos que se hacen los mudos” no hubiera podido tomar más relevancia.

La clase se trataba de romper el molde con lo que a veces esperas, me hubiese quedado sorda con aquella expresión musical que ya conocía, quedaría sin oírme a mí misma y sería una muda de la expresión musical propia de mi persona. Se hubiese tratado de distancia y hasta un silencio.
Con nuestros instrumentos dispuestos a la clase, y llegada la profesora Erna, en una primera parte de la clase se nos habló de la creatividad y de cómo se ve alterada en la actualidad, y cómo era cuando éramos unos pequeñines.
Realmente se ve muchas veces reprimida por el estereotipo de personas que son “necesarias para la sociedad” y aunque no me gusta dejar recaer culpas en la sociedad, con cada persona compone la sociedad, cada una con su autonomía genera una heteronomía, esta vez asumo que una -sociedad- tan estructurada es limitadora de un tesoro propio como la creatividad, si tan solo “fuéramos el cambio que queremos ver en el mundo” las cosas serían distintas, como cambiar la ruta para llegar a casa, cambiar el té normal por te de naranja, usar otros colores para vestir, dibujar un diseño en el dormitorio, nadie pide un experto, solo un motivado a cambiar, así la rutinización no nos consumiría como lo está haciendo a pasos agigantados.

Luego de esa reflexión, fue momento de la –magia- de crear, sentir, dejar fluir, de expresar y compartir, momento de tomar un instrumento, y solo por sonidos hacer ver aquello que en nuestro interior estaba pasando cuando se nos proponía un color o un sentimiento.
¿Un color? ¿Qué te puede hacer sentir un color? Creo que si el kultrún que elegí para expresarme hablara, podría tal vez hacer noción de lo que deje fluir por medio de él. Yo, guardo esos sentires en lo más recóndito de mi memoria y corazón.
Con los sentimientos fue mucho más potente el fluir, pero fue algo muy nuevo dejarlos expresar por golpecitos o verdaderos golpetones al instrumento, realmente enriquecedor.
Agrupándonos según instrumento creamos una melodía con sentido, nos presentamos ante nuestros compañeros y sentí como si cada percusión fuera una frase, nos comunicamos de manera especial, y transmitimos a nuestros compañeros un mensaje que seguramente guardarán en sus pensamientos y hasta que le encuentren sentido y valor y traduzcan a un sentimiento o expresión.
"Necesitamos querer arreglar esto, quizás dejar de hablar y empezar a escuchar"

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